El pasado 5 de febrero, Alonso Alarcón asumió la Coordinación Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), con el objetivo de revitalizar y fortalecer la danza en México. Entre las primeras acciones que detalló en una entrevista con La Jornada, el coreógrafo y académico destacó los principales ejes de su plan de trabajo, los cuales se enfocan en la diversidad artística, la experimentación y el impulso a la coproducción internacional.
Con un presupuesto inicial de 18.5 millones de pesos, que podría incrementarse hasta los 22.5 millones, Alarcón tiene como misión potenciar los recursos para la danza en el país. Entre los programas que impulsará en su gestión se encuentran Danzas Plurales, Red Nacional de Saberes Corporales, RiSoma de Creación y Pedagogías en Danza, Residencias Artísticas en Danza PRAD, y la Plataforma de Danza Expandida y Performance. Estos programas nacen de un diagnóstico realizado en colaboración con 90 miembros de la comunidad dancística de todo el país, con la finalidad de cubrir diversas necesidades y perspectivas del sector.
Reactivación de espacios y mayor visibilidad para los bailarines
Uno de los objetivos principales de la nueva coordinación es reactivar espacios clave para la danza y ampliar las oportunidades para los artistas. El Teatro de la Danza Guillermina Bravo y la Sala CCB serán los principales escenarios de este renacimiento artístico, mientras que el foro La Caja, en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, volverá a ser un punto de encuentro para los nuevos talentos.
Alarcón explicó que uno de los cambios significativos será la ampliación de la temporada de producciones coreográficas, pasando de cuatro a doce funciones por producción. Esta medida busca optimizar los procesos creativos de las compañías y elevar el nivel artístico de las obras, permitiendo que los espectáculos se presenten durante un mayor período de tiempo. Además, destacó que en la Sala CCB se dará espacio a solos y duetos, permitiendo a los bailarines asumir un papel central en el acto artístico, más allá de las compañías o los coreógrafos.
Apoyo a los nuevos creadores y coproducción con América Latina
En cuanto a la generación de nuevos proyectos, Alarcón destacó la importancia de La Caja como un espacio de experimentación para jóvenes coreógrafos sin un historial consolidado. Este foro permitirá a los egresados de escuelas de danza presentar sus propuestas o realizar investigaciones creativas. Asimismo, se creará la Red Nacional de Saberes Corporales para fomentar la coproducción e intercambio de proyectos que respondan a las necesidades regionales.
Para fortalecer la circulación de proyectos y colaborar con otras instituciones culturales, Alarcón también mencionó la creación de un fondo de hasta 150 mil pesos para los grupos que busquen la coproducción con el INBAL. “Tenemos proyectos que rondan los 350 mil pesos, lo que permitirá que las propuestas lleguen a diferentes rincones del país”, detalló.
Educación y colaboración internacional
El trabajo pedagógico también ocupa un lugar prioritario en su gestión. En este sentido, se implementarán programas que aborden tanto la educación formal, a través de universidades y escuelas de arte, como proyectos comunitarios en casas de cultura. Alarcón tiene claro que la danza no solo es una práctica artística, sino también una herramienta educativa.
En el ámbito internacional, destacó que ya se están llevando a cabo conversaciones con el Centro Coreográfico de Río de Janeiro en Brasil para establecer programas de intercambio y residencias artísticas. La conexión con Sudamérica será clave para expandir las posibilidades de colaboración y aprendizaje mutuo en el continente.
Alarcón también mencionó que el Jardín Escénico de Chapultepec se convertirá en un espacio para la reflexión artística y académica, donde se desarrollarán proyectos escénicos, teóricos y pedagógicos, en los que se abordarán temas contemporáneos y de vanguardia. Además, el uso de nuevas tecnologías será un componente importante de estos proyectos, permitiendo que la danza se adapte a los nuevos tiempos y formas de expresión.
Finalmente, en cuanto a la formación académica, el coordinador adelantó que se llevarán a cabo jornadas, coloquios y otros proyectos especiales con la participación de artistas y académicos con posgrados y investigaciones importantes en el campo de la danza.
Con esta serie de propuestas, Alonso Alarcón busca no solo fortalecer la danza en México, sino también abrir nuevas puertas para su desarrollo y difusión, tanto a nivel nacional como internacional.