Patricia Carlos Domínguez, escritora nacida en Estados Unidos de padres mexicanos, se ha convertido en una ferviente defensora de la lectura y la cultura como herramientas esenciales para enfrentar los ataques racistas y la política antimigratoria del expresidente Donald Trump, especialmente durante su segundo mandato en la Casa Blanca.
A sus 72 años, Carlos, quien también es activista comunitaria y promotora de las tradiciones mexicanas en EE. UU., considera vital que la comunidad latina conserve sus raíces, su lengua y, sobre todo, su unidad frente a la discriminación. Recuerda con dolor su infancia, cuando las monjas en su escuela estadounidense la forzaban a lavarse la boca con jabón por hablar en español, e incluso castigaban a los estudiantes que usaban su idioma natal. Esta represión cultural se refleja hoy en su trabajo, en el que busca que el arte y los libros sean armas para preservar la identidad latina y contrarrestar la discriminación.
Para Carlos, los libros no solo son un medio para mantener vivo el idioma y las tradiciones, sino también para fortalecer la cohesión entre las familias latinas. En un reciente comentario, explicó cómo en Chicago intentaron hacer una redada en una escuela, pero gracias a la unidad de la comunidad, no se logró. Resaltó que el miedo constante de los niños latinos, que viven aterrados por la posibilidad de perder a sus padres debido a las políticas migratorias, está afectando la educación y el bienestar de toda una generación.
La escritora estuvo recientemente en Ciudad de México para presentar dos de sus libros, Yo, luchadora y El tesoro del abuelo, como parte de una serie editorial destinada a promover las artesanías de México y sus tradiciones culturales entre los niños latinos en EE.UU. Además de estos dos títulos, la serie incluye Tsipeni y Joselito, que celebra la riqueza cultural de México, abordando temas tan diversos como el acoso escolar, el género y la importancia de la familia.
El tesoro del abuelo es un homenaje a Guerrero y sus famosas cajitas de Olinalá, además de un tributo a los abuelos que perdieron la vida durante la pandemia de COVID-19. En este libro, también se aborda la relevancia de la familia, la comunidad y el tema de la muerte, un asunto crucial para los inmigrantes mexicanos en EE. UU., especialmente en Chicago, donde ya se celebra el Día de Muertos.
Patricia Carlos comenzó esta serie editorial hace ocho años, en los primeros años del mandato de Trump, cuando la situación política era ya incierta. A pesar de las dificultades y la creciente hostilidad, Carlos ha mantenido firme su compromiso con la preservación de la cultura mexicana. «La situación está terrible, Trump nos quiere generar más miedo y causarnos más daño. Ustedes, los mexicanos, son muy afortunados», comentó, haciendo referencia a las protecciones que reciben los mexicanos en su país natal, en contraste con el clima de miedo que impera en EE. UU.
Además de su trabajo como escritora y activista, Carlos ha desarrollado una importante carrera como dramaturga, con varias obras dirigidas a niños y una compañía de títeres que recorre diversas comunidades. En Chicago, la comunidad latina, especialmente la mexicana, se mantiene fuerte y unida, con el respaldo de autoridades locales, como el gobernador y el alcalde.
Sin embargo, la autora advierte que el temor sigue presente entre los latinos: «Aunque en Chicago las autoridades migratorias no pueden entrar a escuelas, hospitales ni templos sin una orden judicial, la gente sigue temiendo salir», comenta. También menciona las propuestas de ley en otros estados, como Misuri, que ofrecen recompensas por denunciar a inmigrantes indocumentados, lo que aumenta la sensación de inseguridad y terror.
Finalmente, Patricia Carlos concluye que su proyecto editorial ha sido una manera no solo de profundizar en las tradiciones mexicanas, sino también de inculcar en los lectores el amor por los oficios artesanales, el valor de la unidad familiar y la fuerza de la comunidad. «Los hermosos recursos de México, su cultura y su imaginación, me han enseñado mucho», concluye con orgullo.